La conceptualización de una tecnología educativa como
“apropiada” surge por variadas razones y necesidades particulares acaecidas en
cierto momento del contexto histórico del siglo XX.
El trabajo dentro de este enfoque acerca de la tecnología
educativa contribuye significativamente a la forma particular de proponer y llevar
adelante una apropiación de la educación mediada por tecnología, que se da en
los países de América latina y del sur del mundo, caracterizados aún por graves
fallas de equitativa formación y de concientización de la población, altas
tasas de analfabetismo y deserción, falencias y carencias en la preparación
docente, períodos socio-políticos prolongados con falta de democracia que han
afectado gravemente a la constitución de los sistemas educativos nacionales,
pero que, a la vez, poco han tenido en cuenta las particularidades y demandas
específicas de los distintos sectores socioculturales.
Rigideces institucionales y de mentalidades, ofertas
anacrónicas, escasa eficiencia y pertinencia pedagógica, nula o escasa
articulación entre políticas públicas y realizaciones comunicativas y educativas
concretas, y presupuestos sostenidos, entre otros rasgos, muestran un panorama
que reclama urgentes revisiones y adopción de medidas.
La Tecnología Educativa Apropiada surgió así para que, a
través de la formación de personas y grupos, mediada por tecnologías varias,
pueda estar al servicio de la consolidación de la democracia en la educación y,
por ende, de la equidad en la sociedad y la cultura.
Es preocupación de la Tecnología Educativa Apropiada
organizar situaciones para que efectivamente la gente aprenda más y sea más
consciente de sus acciones y pensamientos.
La aplicación sin discusión de las implicancias teórico-prácticas
y políticas de modelos tecnológico-educativos provenientes de otras latitudes a
nuestros países contribuyó a profundizar cuantitativa y cualitativamente los
problemas educativos locales.
El tecnicismo de una pedagogía eficientista, el
descompromiso de la utilización de los medios en relación al proyecto
pedagógico, social, cultural e histórico de nuestras sociedades, fueron algunas
de las consecuencias de una concepción incompleta o de una visión achicada que
propuso la concepción de Tecnología Educativa.
Sólo a través de la apropiación reflexiva de la aplicación
de la ciencia y de la tecnología al campo de la pedagogía, la Tecnología
Educativa Apropiada se constituye en un área de trabajo y enfoque investigativo,
siempre renovado, de la teoría y práctica pedagógica general y de acento local.
De este modo, se consolida un cambio reflexivo de adaptación/apropiación
de principios científicos y de procesos y productos tecnológicos, todos ellos
facilitadores de prácticas educativas comprometidas con el cambio cultural.
La Tecnología Educativa debe responder a las necesidades
específicas de las sociedades en las que habrá de funcionar; debe ser
pertinente y adaptarse a los problemas sociales y culturales.
REVISIÓN CRÍTICA DE LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA CONVENCIONAL (TEC)
La Tecnología Educativa comienza en la década de los
sesenta como un esfuerzo híbrido de la psicología educacional conductista, el
uso de medios audiovisuales en la educación y el enfoque sistémico.
Si deseáramos conceptualizar a la tecnología educativa en
este estadio, para después juzgarla, y a su vez intentar luego
reconceptualizarla de otro modo más acertado para nuestras realidades, se podría
decir desde la perspectiva de la TEC, que: Se trata de un conjunto de
principios y procedimientos de acción educativa resultantes de la aplicación
del conocimiento científico organizado para la solución de los problemas
educacionales.
La cuestión de la tecnología educativa nos obliga a remontarnos,
aunque sea brevemente, a recordar lo que se entiende por “técnica”, sobre qué
bases científicas o procedimentales habituales se mueve y cómo llega así al
quehacer de la educación.
LA
TÉCNICA.
Proviene del griego tekné que significa “arte”.
Se ha constituido en un “saber hacer”
con un conocimiento de causa que brota de la cotidianeidad, sumado a la
ejecución personal.
Trata de procedimientos apoyados en procesos regulares y
funcionales que reposan en la acumulación de conocimientos prácticos basados en
la observación de fenómenos que consolidaron, luego, el acervo de las ciencias.
Cuando se comienza a reflexionar sobre la técnica, aparece
el discurso o el pensamiento sistemático sobre ella, es decir que surge la
tecnología. Bunge dice que a aquellas ciencias que se abocan a la práctica se
las cataloga como “ciencias
tecnológicas”.
A partir de estos enunciados, se afirma que la tecnología
no es un fin en sí misma, que no es neutra y que habrá que revisar sobre qué
sustentos científicos y axiológicos se establece.
De este modo la ciencia que se caracteriza por buscar la
verdad, no lo hace en forma absoluta, sino a través de diversos grados de
acercamiento según las circunstancias históricas, sociales y culturales por las
que atraviesa el grupo humano que la practica. Si no existe una idea universal de
hacer ciencia y ello varia históricamente, se deberá reconocer que se abunda
con más razón, en criterios provisorios y discutibles. Por ello, habrá que
tender a conocimientos que no traten de disociar sino de englobar saberes y
concepciones, y de explicitar cada perspectiva empleada, criterios
seleccionados, epistemologías y líneas teórico prácticas de trabajo que los
sustentan.
Por aquí es por donde han surgido las diversas críticas y,
en consecuencia, las evoluciones de la tecnología educativa a modo de
propuestas superadoras.
La ciencia que es el resultado de la interacción entre
situaciones, problemas, sujetos y grupos, que conocen y que tratan de explicar
tal realidad para transformarla; no puede buscar solo la eficacia y la
eficiencia, sino verdades.
Referirse a la tecnología durante mucho tiempo, ha sido
referirse a la aplicación de los conocimientos de las ciencias, lo que no
siempre implicó conocer el fundamento teórico de las operaciones de lo que se
está haciendo y para qué se está haciendo.
LA
RACIONALIDAD TECNOLÓGICA.
La ciencia y la tecnología se desarrollan en contextos
culturales. Esta es la postura realista y pluralista, por lo que no se critican
las posturas epistemológicas, ontológicas, axiológicas monistas, sino se
reconoce que la solución de problemas depende de cada cultura, escenarios y
actores, que apelan a diversas tecnologías, que, con objetivos artificiales,
posee una racionalidad propia, y atraviesa todos los procesos y relaciones
sociales, con sus marcos epistémicos y soportes inventados.
La racionalidad científica se diferencia de la racionalidad
tecnológica, por la siguiente característica: eficacia operativa, se relaciona
con el criterio de eficiencia o economicista que prevalece en la tecnología.
AUTO-EXPANSIÓN PROPIA Y
LA INTENCIONALIDAD TRANSFORMADORA DE LA REALIDAD.
La ciencia y la tecnología, brindan marcos epistémicos y no
epistémicos con específicos valores (utilidad, eficacia, funcionalidad) que se
aplican por generalización y por naturalización con las tecnologías; así
penetran en todas las esferas de la vida social, e intervienen entre otras
variables, en la formación de personas, grupos y organizaciones.
CONCEPTUALIZACIONES
CONVENCIONALES.
El otro enfoque pone el énfasis en el proceso. En este
sentido, será el desarrollo y uso de un conjunto de estrategias y técnicas de
modo sistemático para diseñar, operar, mediar/evaluar y manejar situaciones
instruccionales y educacionales.
Green: “La tecnología educativa es el empleo sistemático de
todo tipo de artificios y medios dispuestos concatenadamente para la
instrucción basada en puros principios de instrucción”.
Otros, como Araujo y Oliveira, en la década del setenta nos
dicen que la “tecnología educativa es el modo sistemático de preparar,
implementar y evaluar el proceso total del aprendizaje y la instrucción en
función de objetivos específicos basados en las investigaciones sobre el
aprendizaje humano y la comunicación, empleando recursos humanos y materiales
para que la instrucción sea más efectiva. De este modo, se ocupa de suministrar
recursos provenientes de la ciencia para mejorar los métodos de preparación,
implementación y evaluaron del sistema escolar.
La tecnología educativa prometía no sólo mejorar los servicios
educativos formales y no formales, sino también aumentar la retención escolar,
y mejorar la calidad de la educación en los siguientes aspectos de la práctica
educativa:
- Mayor cantidad de alumnos deberían aprender en menos tiempo y de modo versátil.
- Se deberían mejorar los currículos incluyendo el desarrollo de competencias flexibles y resolutivas.
- Toda la comunidad educativa debería tener una idea clara y protagónica de lo que el sistema educativo debería brindar.
- La evaluación debería dar información sobre qué se aprendió y para qué se lo hace.
- Se deberían mejorar las ofertas pedagógicas profundizando las situaciones de aprendizaje.
Casi todos estos objetivos no fueron cumplidos, incluso
hasta hoy, siglo XXI; lo que reviste frustraciones, de profundo alcance,
referidas a muchísimas situaciones a lo largo y ancho del mundo.
Poco pudieron coadyuvar los educadores de todo el mundo al
mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del planeta, a través de
los programas más diversos de educación formal, no formal y de las variadas
fuentes de formación cotidiana informal, en redes que las TIC e Internet
proponen a todo niño, joven y adulto en la contemporaneidad.
Referirse a las técnicas y a las tecnologías, entre ellas
la educativa, aisladas del contexto de aplicación social, es fetichizar el
saber. Habrá que pensar a la ciencia de un modo diferente, para luego fundar
otra Tecnología Educativa posible. Habrá que concebirla como:
- Procesos: modos diversos de llegar a reconocer la realidad al identificar los posibles caminos que se incluyen para hacerlo.
- Productos: sistemas de conocimientos y saberes teóricos y prácticos sobre la realidad, que deben ser pertinentes y relevantes socio-culturalmente, además de efectivos, vinculados a un proyecto humano concientizador de la hora de crisis múltiples que vive la humanidad hoy en lo histórico.
Bleger, en la década del sesenta del siglo XX, consideraba
a la ciencia no como verdades reveladas, sino como procesos de construcción que
distan mucho de ser lineales, al considerar que el tipo de problemas que una
ciencia plantea implica una ideología y una visión muchas veces deformadas de
la realidad.
El esquema más representativo de la tecnología educativa
presentado históricamente, según Chadwick, debería considerar los siguientes componentes
para configurar un proyecto o programa tecnológico-educativo.
Sacristán, “el esquema tecnológico es una estructura formal
para organizar la acción de un modo científico, y si es un esquema en sí mismo,
no preconiza un determinado estilo educativo”. Es decir que este esquema puede
ser pensado dentro de otro estilo educativo, diferente, pertinente y más
creativo.
“La deformación autoritaria se produce cuando no se
considera qué tipo de realidad es la que se modificará por la técnica, haciendo
de la educación una ingeniería más.”
Al referirnos a la tecnología educativa, deberemos considerar
la aplicación de los conocimientos científicos y no científicos, de modo
argumentado, situados histórica y concretamente que, de modo distribuido,
producen el aprendizaje y la enseñanza. En lo posible tendiendo a su mejoramiento
si se reconoce en su práctica, la efectividad y pertinencia socio-cultural. De
lo contrario, fracasará porque desconocerá la relación sociedad-educación-cultura-historias
y no brindará respuestas a las necesidades del sistema social local.
Para que tenga lugar una reconceptualización de la
tecnología educativa convencional, a la luz de la reflexión y la inclusión de
las particularidades y las necesidades globales y específicas del contexto
histórico social mundial, es necesario que:
- Se ubiquen las propuestas, soluciones y aplicaciones tecnológicas en el marco de las acciones sociales, políticas y económicas de cada país y de cada región, lo que les otorgará significación.
- Se preste atención a los procesos y devenires inciertos que produce la tecnociencia.
- Prioriza intervenciones donde la tecnología es central.
- Robustece la reflexión crítica para evaluar cuantitativa y cualitativamente procesos y productos tecnológicos para mejorarlos o adaptarlos a la formación de personas y grupos.
- Relaciona la investigación con la práctica de la tecnología educativa.
BIBLIOGRAFÍA
- Fainholc, B. (2012). Una
tecnología educativa apropiada y crítica: nuevos conceptos. 1ª. Edición. Buenos Aires: Lumen Hvmanitas. Pag.
7-17.